domingo, 29 de mayo de 2011

Usos finales de energía eléctrica: el "peso" de la ducha eléctrica en la planilla

Gracias a una herramienta del Conelec, pude calcular mi consumo eléctrico, el mismo que se divide así según el uso final:

Lo que representa un gasto de $9,19.

Sin embargo, a estos 130 Kwh, les falta la ducha eléctrica, que no consta en el formulario del Conelec. Según datos de la Empresa Eléctrica Quito, una ducha eléctrica equivale a cuatro microondas, cuatro aires acondicionados o cuatro planchas.

Así que debería añadir unos 36 Kwh, y quedaría con un consumo mensual de aproximadamente 166 Kwh, con un costo de $11,71.

Esto, respecto a los usos finales nacionales:


Estrato 5 (más de 230) en Quito

Mi consumo

Refrigeración

36%

18%

Calentamiento de agua

24%

22%

Iluminación

13%

6%

Otros: Cocina, horno, lavadora y secadora de ropa, plancha, TV, computadora, etc.

27%

54%

Era importante considerar la ducha eléctrica (calentamiento de agua). ¡En 20 minutos diarios se va casi una cuarta parte de mi consumo mensual de energía! A primera vista, la refrigeración depende de un electrodoméstico en particular, al cual yo le calculo más de 10 años. Tocará analizar artefactos con un consumo más eficiente. En iluminación, creo funciona el entrenamiento diario de mi papá sobre apagar las luces cuando salimos de una habitación. ¡Un buen hábito! Buenos hábitos que creo que faltan en cuanto al rubro “Otros” porque, aunque también interviene el rendimiento de los electrodomésticos, creo que puedo mejorar en el uso que les doy.

¿Cómo se puede disminuir el consumo en cada uno de estos usos finales? Hora de analizar algunos mitos y verdades sobre el consumo y ahorro de energía eléctrica. ¿Saben alguno?

sábado, 14 de mayo de 2011

Mis hábitos energéticos

En Quito, 41% de la energía eléctrica que se distribuye corresponde al sector residencial. Un 60% del ahorro que se logró en la última crisis (2010) fue gracias a cambios de hábitos. Así lo señala Remigio Maldonado, jefe del Control de Pérdidas de Energía de la Empresa Eléctrica Quito (EEQ). Y eso corrobora que nuestros hábitos sí tienen impacto en el ambiente.

Pero ¿cuáles son mis hábitos de consumo de electricidad? Desde que tengo uso de razón mi padre lucha porque apaguemos la luz cuando salimos de una habitación. Así que, salvo algún descuido (tipo quedarme dormida con la lámpara prendida), se puede decir que tengo ese hábito.

Pero el
consumo de electricidad va más allá. De hecho, tras analizar mi rutina durante esta semana, sé que detrás de casi todo botón que aplasto fluye energía.

Mi consumo comienza a las 7:00 cuando me levanto y prendo la lámpara de mi cuarto. Hasta las 8:30 que salgo para el trabajo, mantengo un foco encendido ya sea en mi cuarto, el baño o el comedor. Antes de salir de la casa se suman 20 minutos de ducha eléctrica y calefactor, 15 minutos de secador de cabello y media hora de cargador de celular.

Durante la jornada laboral, de 9 a 5:30, se suman tres focos encendidos y computadora en la Redacción. De esto se restan unas tres horas de cobertura diaria fuera de la oficina y se añaden una hora de televisión para ver el noticiero y cinco minutos de microondas para calentar el almuerzo.

Al salir de la oficina, todas las calles y carreteras están alumbradas. El alumbrado público representa un 13% del consumo total de energía a nivel nacional. Al llegar a la casa, sumo una hora de televisión y al menos otras cuatro de un foco encendido. Pero, ¿cuánta energía consume cada una de estas actividades?

Según un formulario del Consejo Nacional de Electricidad (Conelec) que permite calcular la tarifa residencial (les invito a probarlo, es sumamente amigable de llenar), esta rutina implica un consumo mensual de 80 Kwh, sin contar con la ducha y el cargador de celular (más datos de potencias están en sitio web de la EEQ).

Y eso es solo sobre lo que tengo control directo, pues también comparto consumo con mis compañeros de trabajo (ascensor, impresora) y familia (electrodomésticos, puerta del garaje y bomba de agua). Y muchos otros de los que ni me doy cuenta.

De los 80 Kwh, 61% lo consumo en mi casa. Durante el último año, la planilla promedio de energía eléctrica de mi familia fue de 415 Kwh. Si lo dividimos para los cuatro miembros que somos da 104 Kwh, que estaría dentro del promedio de consumo per cápita en 2008.

Sin embargo, 120 kilovatios hora como promedio me parece demasiado, pues, aunque la composición de mi familia corresponda a los datos nacionales -según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), hogares tienen un promedio de cuatro miembros por hogar, dos de los cuales son hijos-, por el nivel de consumo nos ubicaríamos en el quintil más alto establecido en un estudio sobre usos finales de energía eléctrica realizado por el Ministerio de Electricidad el año pasado.

Fuente: ESTUDIOS DE DEMANDA POR SUBSECTORES Y USOS FINALES DE LA ENERGIA ELECTRICA, MINISTERIO DE ELECTRICIDAD

En 2006, los abonados con consumo superior a 400kwh representaban 4% del total. 47% de la población consume menos de 100 Kwh. Es decir, nuevamente, como en el cálculo de la huella, a pesar de los aparentes buenos hábitos, tengo mucho que cambiar.

Fuente: Tesis CONSIDERACIONES DE ASPECTOS FISCALES Y ECONÓMICOS EN EL
ESTABLECIMIENTO Y APLICACIÓN DEL SUBSIDIO TARIFA DE LA DIGNIDAD EN EL
ECUADOR EN EL PERIODO JULIO 2007 A DICIEMBRE 2008 DE ROSSANA MOSCOSO PERALTA (PUCE)

De esta alta planilla, tengo control directo sobre al menos un 12%. ¿Cuánto consumo comparto con mi familia? Según el formulario del Conelec, el uso de refrigeradora, licuadora, horno eléctrico, horno microondas, televisión, lavadora de ropa, secadora de ropa y plancha implicaría 199 Kwh mensuales. Si lo divido para 4, queda 50 Kwh por miembro de la familia. Es decir, mi consumo mensual de energía bordearía los 130 Kwh.

¿Cómo están estos hábitos respecto al promedio nacional? En Ecuador existen 3,5 millones de hogares, según el INEC. Su acceso a electrodomésticos y aparatos electrónicos es el siguiente: 1% de población usa electricidad para cocinar (el fuerte es el gas 84%y la leña 13%), 27% tiene computadora; 85%, televisión; 47%, DVD y 42%, equipo de sonido.

A esto se suman los hábitos de uso. Los ecuatorianos pasan 1h30m diaria viendo televisión y 30 minutos en Internet. Las mujeres dedican entre 21 y 30 horas semanales a realizar quehaceres domésticos.

Según el estudio del Ministerio de Electricidad, en Quito, 36% de la energía la usan los hogares para refrigeración (refrigeradora y congeladora); 24%, para calentamiento de agua (ducha eléctrica y calefón eléctrico) y 13%, para iluminación (focos incandescentes, fluorescentes, ahorradores y dicroicos). El 27% restante corresponde a cocina, horno, lavadora y secadora de ropa, plancha, TV, computadora, etc.

Fuente: ESTUDIOS DE DEMANDA POR SUBSECTORES Y USOS FINALES DE LA ENERGIA ELECTRICA, MINISTERIO DE ELECTRICIDAD

Estas proporciones, cambian según la región, pues en la Costa, donde la ventilación supera al calentamiento de agua por el uso de aire acondicionado.Fuente: ESTUDIOS DE DEMANDA POR SUBSECTORES Y USOS FINALES DE LA ENERGIA ELECTRICA, MINISTERIO DE ELECTRICIDAD

Así se confirma que el ahorro de energía es mucho más que apagar la luz cada vez que se sale de una habitación. Con estos datos, ¿cómo puedo disminuir el consumo al menos de la parte de la que tengo control?

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lunes, 9 de mayo de 2011

De Paute a mi casa: ¿cuánta energía eléctrica consumimos los ecuatorianoas?

Antes de analizar el consumo de energía eléctrica en mi día a día, decidí ver cuál era el contexto de Ecuador para ver qué responsabilidad directa teníamos los ciudadanos en la demanda global. Esto fue lo que encontré.

En 2001, según
el Censo de ese año, 90% de las viviendas ecuatorianas (casi tres millones) contaba con electricidad, 12 puntos más que en 1990. Quito se encuentra en la Sierra (92%) y es un área urbana (98%). Es decir, vivo en una de las ocho provincias que superaban la media nacional: Pichincha (96%).

Fuente: VI Censo de Población y V de Vivienda 2001 Análisis de Resultados Definitivos

Por lo general, la energía eléctrica en Ecuador tiene un origen limpio: plantas hidroeléctricas, pero cada vez se recurre a fuentes menos limpias. Según indicadores del Consejo Nacional de Electricidad (Conelec), si en 1999 69% tenía un origen hidráulico y 30%, térmico, en 2010, ya solo 43% de los 20.400 GWh provenía de fuentes renovables (hidráulica, eólica y energía obtenida de biomasa).

Fuente: Indicadores del Conelec

Ecuador contribuye con menos del 1% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, según el Plan Maestro de Electricación del Ecuador 2009 - 2020. Sin embargo, entre 1999 y 2009, las emisiones de toneladas de dióxido de carbono por la generación eléctrica se duplicaron. Solo en 2008, esta actividad consumió 192 millones de galones de fuel oil, 126 millones de galones de diesel, 8 millones de galones de nafta, 16 millones de pies cúbicos de gas natural y 55 millones de galones de crudo.

Fuente: Plan Maestro de Electricación del Ecuador 2009 - 2020

Las fuentes más importantes de emisiones son el cambio del uso de suelo o deforestación (70% de CO2) y la energía y el transporte (30%). En este sector, 6% corresponde al GLP con el que se cocina, 10% a la generación de electricidad y 15% al transporte.

Ecuador consume 14.076,55 GWh al año. La demanda de energía eléctrica casi se duplicó entre 1999 y 2010. ¿Qué responsabilidad directa tenemos los ciudadanos en ese consumo? El sector residencial corresponde al 36%, el comercial, al 19%, y el industrial, al 31%.

Fuente: Plan Maestro de Electrificación del Ecuador 2009-2020

Se estima que el consumo promedio mensual de un abonado residencial en 2008 fue de 120,12 kilovatios hora, casi 10 más que en 2000. Entre 1999 y 2010, el consumo per capita pasó de 638 a 991 kWh/hab.

Fuente: Indicadores del Conelec

Es decir, no solo somos más ecuatorianos que consumimos más electricidad sino que cada uno demanda cada día más. De hecho, entre 1999 y 2010, el número de clientes con servicio de energía eléctrica en el sector residencial apenas se multiplicó por 1,5, llegando a casi 3,5 millones. Sin embargo, la demanda lo hizo por 1,7

Entonces, un 36% de la demanda de electricidad depende de lo que hagamos en nuestras casas. Pero, ¿en qué consumimos esa energía? Esa es mi tarea de esta semana.

domingo, 1 de mayo de 2011

El porqué

Hace un año me sorprendió una conclusión al escribir sobre la huella ecológica en Ecuador . Por 1960, el país tenía una biocapacidad -habilidad de un territorio para abastecerse de recursos y absorber los desechos- cinco veces superior a su huella ecológica -medida de tierra y agua que necesita para lograr estas dos funciones-. En 2006, la biocapacidad por persona del Ecuador era apenas 1,21 veces superior a su huella.

Fuente: A Big Foot on a Small Planet?

Lo preocupante es que una de las causas sería el aumento de la población: los ecuatorianos nos triplicamos. Hoy en día superamos los 14 millones. En esa época éramos apenas 4 millones. Es decir, un mismo espacio nos abastece a más personas: más comida, más vivienda y más basura.

Estos es visible cuando se constata que mientras la huella global de Ecuador se multiplicó por cuatro, la huella personal ni siquiera se duplicó.

Fuente: A Big Foot on a Small Planet?

Lo interesante es que, si la causa es el aumento de la población y sus cambios de hábitos, cada uno tenemos la capacidad de actuar en nuestras manos.

De nada sirve un diagnóstico si no se determina un tratamiento. Así que ahora quiero analizar cómo se puede reducir la huella ecológica en el día a día, cuánto tiempo nos toma, cuánto dinero nos cuesta o ahora... Y decidí hacerlo vivencialmente.

Calculando mi huella

En general creía que mi estilo de vida no contaminaba mucho, pero no podía estar más equivocada y las cifras lo ratifican.

Para comenzar quería saber cuál era mi huella ecológica. La huella ecológica indica cuánta tierra y agua necesita el planeta para abastecerme de los recursos que necesito y absorber los desechos que produzco.

La huella promedio a nivel mundial es de entre 2,59 y 2,7 hectáreas globales por persona, según estudios de la Comunidad Andina de Naciones y Global Footprint Network. La de Latinoamérica ronda las 2,44 mientras que la Comunicad Andina alcanza las 1,8 y Ecuador bordea las 1,91.


Fuente: ECOLOGICAL FOOTPRINT ATLAS 2009

Un estudio realizado por el Municipio de Quito indicó que en la capital la huella ecológica es de 2,4. El elemento de mayor impacto es la huella de carbono, vinculada a la movilidad.

Fuente: Secretaria de Ambiente del Municipio de Quito


Actualmente existen sitios web, como el de Global Footprint Network, que permiten calcular gratuitamente la huella individual. Esta depende del lugar dónde se vive y toma en cuenta factores como comida, productos, vivienda y movilidad.

Tras llenar el quiz vino la primera revelación: Si todos vivieran como yo se requeriría la capacidad regenerativa de 1,7 planetas cada año. Mi estilo de vida necesita tres hectáreas globales de área productiva de la Tierra.

Así que estoy por encima del consumo normal, pero ¿por qué? La misma respuesta que para muchos quiteños. El 77% de mi huella corresponde al área de bosque necesaria para almacenar mis emisiones de carbono. El factor con más peso, de largo, es la movilidad, así que tal vez por ahí deba comenzar, aunque creo que va a ser lo más complicado pues vivo fuera de la ciudad, a 10 km de mi oficina -7 de los cuales implican carretera, con al menos cuatro kilómetros de fuertes pendientes-, y, por mi trabajo, debo trasladarme a diario de un lugar a otro de la ciudad.

Pero, además del transporte, existen otros elementos que deberé analizar y que se relacionan con el 20% restante de la huella. El quiz para medir la huella en Estados Unidos es más detallado: consumo de agua, preparación de alimentos, hábitos de aseo personal, cuán empaquetadas son las cosas que compro, consumo de electricidad, cuánta basura genero…



Mi meta será analizar cada semana uno de los elementos que componen cada factor. Creo que esta empezaré con el consumo de electricidad…

¿Cuál es su huella ecológica?